


El ex ministro de gobierno Arturo Murillo, ordenó a sus funcionarios elaborar una lista de todos “los sediciosos” que atentaban contra su gobierno. La nómina incluía a artistas, estudiantes de secundaria, y niños de tres años.
Con la ayuda de los medios de comunicación, el régimen intentó convencer a una parte de la sociedad que se había cometido un fraude monumental, por lo que recurrió a prácticas fascistas de persecución y secuestro, para (según ellos) defender la democracia.
“El bolas”, personaje mediocre de la política nacional, saltó al estrellato en noviembre del año pasado sujetando una biblia gigante, saludando con la mano a una plaza desierta.
Lleno de odio y frustración, se dedicó a perseguir a simpatizantes del MAS.
Mientras se robaban la plata de los respiradores y saqueaban prácticamente todos los ministerios, el bolas, amenazaba con torturar y meter a la cárcel incluso a niños de tres años.
A esta hora, con el cuerpo regordete desparramado sobre la arena de Miami, el bolas, le cuenta sus andanzas a Sánchez Berzaín (alias el zorrino).